¿Por qué no se reduce el desempleo en Colombia?

«(…) me animo en este espacio a dilucidar cinco hipótesis sobre las causas del desempleo.»

Rara vez las palabras sinceras de un alto funcionario público generan tanta conmoción y estupefacción. Esto experimentaron millones de colombianos cuando escucharon al ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, expresar que estaba muy preocupado por el aumento del desempleo, pero que el Gobierno Nacional no tenía certeza sobre las causas del mismo. Las declaraciones ocurrieron en el marco de la reunión del viernes 26 de julio de la Junta Directiva del Banco de la República, de la cual el ministro forma parte.

Yo quisiera antes que nada felicitar al ministro por su sinceridad, porque con ello invita a la reflexión colectiva y abre las puertas para el debate, el aprendizaje y la búsqueda de soluciones. Sin embargo, no deja de ser frustrante que el economista mejor dotado del país con acceso privilegiado a información estadística y a los mejores equipos técnicos al servicio del Ministerio de Hacienda, el Banco de la República, el DANE y el DNP, declare desconocer el origen del principal problema económico que enfrentamos: el paro.

Lo cierto es que, dadas las condiciones del entorno económico actual, donde se experimenta un aumento sostenido del desempleo en medio de una clara recuperación del crecimiento económico, las explicaciones tradicionales pierden validez. Dicho de otra manera, es muy difícil explicar por qué se contrata menos si se está creciendo más. Mientras la economía ha crecido a un 2.7% en el primer semestre de 2019, el desempleo en mayo llegó al 10.5% comparado con el 9.7% de un año atrás.

Como el ministro, yo tampoco conozco la respuesta definitiva a este fenómeno. No obstante, me animo en este espacio a dilucidar cinco hipótesis sobre las causas del desempleo. Esto con el propósito de contribuir a solucionar el más importante de los debates económicos que podríamos estar teniendo, pues comprendidas las causas del desempleo, se pueden tomar las medidas de política económica que conduzcan a su reducción.

El aumento de 6.0% del salario mínimo en enero. Esta fue una de las primeras medidas económicas de la administración Duque. Su propósito era impulsar el consumo y con ello el crecimiento, mientras se contribuía a reducir la desigualdad de ingresos. Es bien sabido que mayores costos de contratación desestimulan la generación de empleo formal.  Por consiguiente, parte de la explicación del aumento del desempleo se puede atribuir a este incremento inusitadamente alto del salario mínimo. Sin embargo, su impacto no debería ser tan fuerte, pues el efecto positivo del salario mínimo sobre el consumo se revierte en la economía en forma de una mayor demanda agregada y un mayor crecimiento económico.

La baja productividad del trabajo. Si las empresas encuentran que los trabajadores que contratan no logran realizar sus tareas de forma productiva, los incentivos a la contratación se desvanecen. Aunque más colombianos certifican haber terminado el bachillerato o incluso estudios superiores, su baja productividad en el terreno, aumenta los costos de entrenamiento por parte del empleador o incluso induce al remplazo de trabajadores por máquinas. El avance de la cobertura en la educación no ha venido apalancado con una mejora similar en la calidad. De hecho, esta puede haberse lesionado por la necesidad de atender a más estudiantes con los mismos recursos.  El pésimo comportamiento de Colombia en las Pruebas PISA, sustenta la pertinencia de mejorar en este frente, asignando más recursos a la educación de alta calidad. Retomar programas como Ser Pilo Paga, irían en la buena dirección, aunque sus efectos no serían inmediatos.

Oleada migratoria venezolana. Es probable que este sea uno de los principales factores de distorsión del mercado laboral en el momento. La llegada masiva de venezolanos fomenta la contratación informal y genera inconsistencias estadísticas porque las instituciones de recolección de datos no encuentran la manera de integrar este fenómeno en sus encuestas y análisis. Más personas buscando trabajo inducen una reducción del salario nominal, y como el salario mínimo es inflexible a la baja, el resultado puede ser un mayor desempleo, a pesar de que se generen nuevos puestos de trabajo, sobretodo en el sector informal.

Auge de las actividades ilegales. Para nadie es un secreto que el área cultivada con hoja de coca ha aumentado y con ello presumiblemente la producción de estupefacientes y el narcotráfico. Se desconoce la dimensión de este problema y como con el caso de la inmigración venezolana, las cifras pueden verse distorsionadas por el mismo. No es de descartar que se estén desviando recursos de las actividades económicas formales a actividades ilegales como el narcotráfico y la minería ilegal con efectos sobre el desempleo, ocasionando una crisis social muy costosa, pues las personas que no están dispuestas a emplearse en la ilegalidad deben soportar la penuria de no encontrar un trabajo digno. Esta hipótesis va en concordancia con la reducción en la tasa global de participación, uno de los grandes enigmas de la coyuntura actual.

Crecimiento sesgado hacia actividades no intensivas en trabajo. Como vimos, actualmente el crecimiento económico en Colombia es el mejor de los últimos cuatro años. Sin embargo, si este crecimiento ocurre en segmentos como el de comercio electrónico o en el sector minero, no necesariamente vendrá acompañado de creación de empleo. No obstante, esto no parece ser lo que está pasando, pues el sector industrial muestra signos de recuperación al igual que el sector servicios. El poco vigor del sector de la construcción, no obstante, podría explicar parte del problema actual.

Reconozcamos para terminar, que las causas del desempleo son múltiples y que las cinco hipótesis aquí planteadas no pretenden agotar la discusión sino contribuir a una mejor compresión de la coyuntura actual, lo cual constituye el primer paso para poder diseñar y aplicar políticas públicas que fomenten la generación de empleo.

Imagen: https://bit.ly/2P7OIHn

* Las opiniones expresadas en este espacio de deliberación, pertenecen a los columnistas y no reflejan la opinión ni el pensamiento de la organización Consorcio Ciudadano.

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