Cali, migraciones y sentido de pertenencia

Bastaría una mirada atrás en la historia y un movimiento lento de la cámara hacia adelante para ver las capas superpuestas de migraciones que tuvieron por destino a Cali a través de los años, hasta el presente. Conviene reconocer la configuración de la ciudad para explicar su diversidad sociocultural y apreciarla como una riqueza colectiva para ampararla de voces que alientan la confrontación entre estratos sociales y la destrucción de lo construido.

“Sabido es que Cali fue fundada el 25 de Julio de 1536 por el Capitán Miguel López Muñoz, de orden de Don Sebastián de Belalcázar; que fue la ciudad que más prosperó de todas cuantas los españoles fundaron en el Valle; y que en poco tiempo llegó a ser muy populosa; pero que después muchas familias principales se trasladaron a Popayán en busca de mejor clima. En ese año, pues, de 1789, la ciudad se extendía desde el pie de la colina de San Antonio hasta la capilla de San Nicolás, y desde la orilla del río, hasta la plazuela de Santa Rosa. Ese extenso barrio que existe hoy desde la plazuela hasta el llano, es enteramente moderno.”  (p65)

Desde la fundación de la provincia de Cali coexisten tres razas, y por las uniones entre indios, blancos y negros se amplió la población con mestizos, mulatos y zambos. Se destaca en la región la población de raza negra por su número y aportes invaluables a la sociedad. Importante también la presencia de inmigrantes alemanes, suizos, judíos, italianos, japoneses, libaneses, entre otros. Y a lo largo del tiempo, Cali ha sido lugar de llegada de ingentes poblaciones del litoral Pacífico, Chocó, Cauca, Nariño, Antioquia y Caldas. Se suma ahora una numerosa población venezolana.

Las constantes olas de migraciones atraídas por el dinamismo comercial e industrial de la ciudad, o por otras causas, incrementó la construcción de viviendas y la masificación de la ciudad. A medida que las personas llegaban buscaban agruparse con quienes compartían afinidades o actividad. De este modo surgieron barrios de clases altas, medias, de obreros, comerciantes y empleados de empresas, y viviendas semiurbanas.

Por ese devenir histórico conviven diversos grupos sociales en la ciudad. Desde entonces hubo desigualdades que obviamente no fueron originadas por quienes viven en este presente crítico. Responsabilizar de ellas a quienes no pertenecen a su grupo o barrio, por rico o por pobre, abrogándose el poder de intimidar a los otros, es la antítesis de una sociedad incluyente y civilizada, más propia de regímenes totalitarios o pandillas de barrio que imponen divisiones imaginarias que pueden costar la vida a quien las traspase.

Muchas son las causas de las migraciones y desigualdades sociales, y son aquellas las que deben enfrentarse: el narcotráfico, la violencia, la usurpación de tierras, el olvido estatal del campo y de las clases más necesitadas y la destrucción de la cohesión de comunidades o del medio ambiente. Miles de personas tuvieron que abandonar sus hogares rurales por la violencia (narcotráfico, paramilitarismo o guerrilla), o por mega obras que causaron a poblaciones pérdida de sus vínculos y modo de vida. El documental Con la casa en el hombro, revela el drama del campesino al dejar sus ranchos y animales para salvar sus vidas, marchando con sus corotos al hombro por todo hogar, en camino a la ciudad.

Compromiso Valle es una iniciativa que reúne empresas del Valle del Cauca, destacadas fundaciones, organizaciones y ciudadanos, para aportar inversión y soluciones a los grandes retos sociales de la región, mediante la articulación de programas de impacto social que beneficien  a 30.000 ciudadanos en condición de vulnerabilidad. El sector privado con la generación de empleo y Fundaciones tradicionales con su labor social, han sido soporte por muchos años del desarrollo de la ciudad y una vez más están presentes. Cali, aquejada por élites politiqueras y corruptas que entorpecen la buena administración pública, ha tenido que contener situaciones de inmensas complejidad. Es de esperarse que el Congreso de la República y los Gobiernos nacionales y locales aporten también soluciones de cara a la región del Pacífico y Valle del Cauca, dada la magnitud de la pobreza y el accionar del narcotráfico, guerrillas y grupos violentos que campean sobre la región; al igual que se espera de las autoridades velar por la seguridad de la ciudadanía e impedir más destrozos de la ciudad por parte de delincuentes de oscura entraña.

En lo que respecta a los moradores de Cali, raizales o no, ante la diversidad cultural y social de la ciudad bien pueden como en un espejo, reconocerse en ella con sentido de pertenencia y con afecto por ser el lugar que los alberga. Es el lugar de cuyo mantenimiento y cuidado depende el bienestar general y por lo tanto, el propio. Sin respeto y cohesión con la ciudad se pierde el objetivo del bien común y la riqueza de crecer como persona y ciudadano.

 

Referencia

Eustaquio Palacios. El Alférez Real. Cali 1886. Panamericana Editorial, Bogotá, 1999.

Fotografía por: IStock

 

 

 

 

 

 

* Las opiniones expresadas en este espacio de deliberación, pertenecen a los columnistas y no reflejan la opinión ni el pensamiento de la organización Consorcio Ciudadano.

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