Antanas Mockus maestro de ética ciudadana

El jueves pasado, todos en este país polarizado, por fin estuvimos de acuerdo en algo: en que Antanas Mockus nos dio otra refrescante lección de ética ciudadana y de civismo, confirmando que es nuestro maestro en esos temas.

La víspera el Consejo de Estado había declarado nula su elección como senador de la República, en la cual había alcanzado la segunda votación en las elecciones de dicha corporación. La razón: Antanas aparecía como representante legal de Corpovisionarios, corporación que ha celebrado contratos con el Estado, aún cuando él no haya actuado como tal, desde hace años.

Inmediatamente el País emprendió la discusión y el análisis del fallo: ¿había concordancia con otro fallo de hace un mes cuando el mismo Consejo de Estado no halló mérito para quitarle la investidura? ¿Este segundo fallo es correcto o no? ¿Cuáles acciones puede Antanas intentar para revertir la nulidad de su elección? En fin, toda clase de análisis jurídicos, que indudablemente son importantes.

Pero mucho más importante es destacar la reacción de Antanas Mockus. Inmediatamente publicó una declaración informando que interpondrá los recursos que la Ley prevé, pero que sea cual fuere el resultado final de dichos recursos, acatará el resultado final sin reserva alguna, puesto que respeta y confía en nuestra institucionalidad. Dijo además que es su deber recurrir la decisión que tomó el Consejo de Estado, porque debe defender la decisión de cientos de miles de ciudadanos que votaron por él.

Ni por asomo Mockus ha sugerido siquiera haber sido víctima de alguna arbitraria malquerencia judicial ni de conspiración alguna; tampoco se le ha ocurrido mencionar que en última instancia acudirá a la jurisdicción de derechos humanos de la OEA para evitar la pérdida de su senaturía. Por el contrario, declara al final: que pase lo que pase, “….esta es una oportunidad pedagógica y debe fortalecer el reto de mi vida de no alimentar rabias y formar ciudadanía”.

Mockus siempre ha obrado así, con dignidad y transparencia, con coherencia respecto de los valores que predica. Siempre ha aceptado las reglas del juego de buen grado y, cuando se ha equivocado, ha reconocido públicamente su error y pedido perdón.

Ojalá las acciones que tenga para controvertir el fallo prosperen y continúe en el Senado dando ejemplo de honradez, dignidad e inteligencia. El País lo necesita.

Imagen: https://bit.ly/2XgNZZ6

* Las opiniones expresadas en este espacio de deliberación, pertenecen a los columnistas y no reflejan la opinión ni el pensamiento de la organización Consorcio Ciudadano.

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