Una larga travesía

Mis archivos personales han sido empacados y desempacados varias veces en el último año y diría que gracias a eso he ido quedando solo con lo esencial y con aquello que me hace feliz.

En esos archivos depurados hay un sobre que contiene documentos que dieron a mi vida un gran propósito hace más de una década. Son documentos que también dieron propósito a muchas otras vidas. Ayer volví a hojear todo y definitivamente ha sido una larga travesía con grandes satisfacciones, pero también con mucho dolor vivido.

El 1 de septiembre de 2008 el entonces Comité Promotor del Referendo para modificar el artículo 34 de la Constitución Política inscribió ante la Registraduría Nacional del Estado Civil la Exposición de Motivos para esa modificación. Lo hicieron “en memoria de Luis Santiago de 11 meses, Maria José de 15 meses, Angie de 18 meses, Erika Sofía, Camilo y Karen Manuela de 6 años y Katerine de 9 años y de cientos de niñ@s más que han sido asesinados en episodios de violencia sexual, maltrato y secuestro”. También lo hicieron en homenaje a “los miles que son y han sido víctimas de violación y explotación sexual, maltrato severo y secuestro”.

Ustedes seguramente no recordarán a Luis Santiago. Han sido muchos años desde que ese bebé fuera asesinado por su propio padre, Orlando Pelayo y otros dos cómplices y todos sabemos que han sido miles o más vale millones de niños más que en Colombia han sufrido horrores a manos de otros tantos salvajes.

Como dice el proyecto, la sola exposición de motivos “sin más explicaciones, argumentos y análisis debía haber sido suficiente para movilizar colectivamente la razón y el corazón”. Sin embargo, aún frente a las escalofriantes cifras, y sabiendo que los niños son la población más vulnerable que existe y cuyos derechos prevalecen por encima de todos, el proyecto de ley para modificar el artículo 34 se hundió en el Congreso ocho veces en los últimos 11 años.

Que se politizó es clarísimo, que generó incomodidades porque era una mujer -Gilma Jiménez- quien lo promovía, es también más que evidente. Y que esa mujer fuese vehemente fue todavía peor, porque en esta sociedad de cavernícolas una mujer vehemente no es considerada asertiva, sino brava y hormonal.

Y así, absolutamente politizado y heredado por Yohana Jiménez, otra mujer asertiva y absolutamente entregada a la defensa de los niños como lo fue su madre, llegó en esta legislación al Congreso. Y pasó.

¿Qué cambió para que este hecho histórico sucediera? Quisiera pensar que es un hecho social y que como país estamos cambiando. Que colectivamente presionamos tanto que a los honorables congresistas se les movilizó la razón y el corazón, pero tengo mis dudas.

Pienso que es un hecho político. Se dio porque Iván Duque fue el único de los presidentes de la última década que se comprometió a sacar adelante esta reforma constitucional, los congresistas de los partidos que la radicaron seguramente deberán favores y gracias a ello ahora están ‘alineaditos’ con el Presidente.

Pero el cómo se dio ya no importa. Se dio, y ahora quien asesine, viole, explote sexualmente, secuestre o maltrate a un niño o niña, no volverá a ver sino las paredes de una prisión por el resto de su vida. Eso es lo que importa.

Ayer antes de salir para el Congreso Yohana Jiménez me dijo: “Tú también tienes la ‘culpa’ de lo que hoy está pasando en función de nuestros niñ@s”. Bendita ‘culpabilidad’ que compartimos con ella, con Gilma y muchos otros quienes creímos en esta reforma para proteger a nuestros niños. Ahora, nuestra misión es convertir esto en un hecho social que movilice cambios de fondo.

Imagen: https://bit.ly/3eM5kSM

* Las opiniones expresadas en este espacio de deliberación, pertenecen a los columnistas y no reflejan la opinión ni el pensamiento de la organización Consorcio Ciudadano.

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