Tras la esperanza de vida de las ideas

En medio de la indignación que se respira en el mundo por tantos motivos, es conveniente animar el espíritu apreciando las conquistas de la humanidad que están ahí para su beneficio, sin las cuales otra sería la historia. Sin olvidar las causas de la inconformidad o los temores acerca del futuro, reconocer el valor del camino transitado y lo alcanzado permite ampliar el horizonte y hallar otras perspectivas.  Los relatos y las obras del hombre dan cuenta de objetivos emprendidos en un día lejano, pero que a la postre crecieron y dan luz a una comunidad.

Diversas son las riquezas de Cali fruto de las ideas y el esfuerzo de su gente. En los primeros años se sentaron las bases de lo que en buena parte hoy por hoy la caracteriza de forma única, por sus manifestaciones culturales y lugares emblemáticos. Entre las muchas iniciativas que favorecieron la cultura de la ciudad se destaca la del Instituto Literario de Cali -asociación laica de egresados y estudiantes del Colegio Santa Librada- que se propuso conformar la primera biblioteca pública de la ciudad. Para ello, en 1892 solicitó a la ciudadanía y personas de trascendencia nacional la donación de obras de Historia, Literatura y Ciencia. Fue una apuesta modernizante en tiempos en que se privilegiaba la cultura española y religiosa. El objetivo se logró gracias a la labor de divulgación del proyecto y a la gran acogida que tuvo, recibiéndose libros de diversos autores y géneros, revistas y periódicos que contribuyeron a abrir la ciudad al conocimiento universal,  en vísperas de la celebración del primer centenario de la independencia.

La respuesta y aportes de las mujeres en este proyecto fue fundamental y destacado, lo cual se halla en línea con el papel de ellas en torno a la literatura en el mundo, como lectoras y divulgadoras de historias y relatos. De acuerdo con la investigación Creando una biblioteca durante la Regeneración, la empresa iniciada por el Instituto Literario logró una notable recepción en diferentes públicos, comerciantes, empresarios, libreros, personalidades políticas y  mujeres, lo que “posibilitó la composición de un importante conjunto de textos que para 1910 se constituirían en el primer fondo bibliográfico de la Biblioteca del Centenario” .

Cali, a su medida y en su  tiempo hizo lo propio en la búsqueda de libros que guardadas las proporciones, nos recuerda la emprendida en la antigüedad en una gesta que revela Irene Vallejo desde su propia voz y pensamiento en su  obra El infinito en un Junco. La invención de los libros en el mundo antiguo. Con extraordinaria erudición y encanto la autora nos introduce en la historia con la poderosa imagen de los caballos y los jinetes soldados que avanzan entre las tormentas en busca de aquello que es tan valioso para movilizarlos: los libros para la Biblioteca de Alejandría. Si ellos rastreaban y buscaban los libros, en otro lugar y momento, cuenta, estuvieron las bibliotecarias anónimas a caballo y a pié que iban con libros en sus alforjas para compartir cultura en lugares remotos.

Saber que en Cali actualmente existe una Red de Bibliotecas Públicas, de la cual se dice, es la más grande del país, y ver que se propicia el acercamiento  a las comunidades bajo el lema “Las Bibliotecas son tuyas”,  es reconfortante. Los espacios para el encuentro y la reparación de heridas a través del estímulo de la lectura entre jóvenes y adultos es uno de los caminos hacia la esperanza de mantener la ciudad soñada y el crecimiento personal, en oposición al gusto por lo superfluo, breve y falso que campea en redes y medios masivos con su efecto alienante. Mejor es apostar a la esperanza de vida de las ideas, retomando palabras de Irene Vallejo: “Pero la humanidad desafió la soberanía absoluta de la destrucción al inventar la escritura y los libros. Gracias a esos hallazgos, nació un espacio inmenso de encuentro con los otros y se produjo un fantástico incremento en la esperanza de vida de las ideas.  De alguna forma misteriosa y espontánea, el amor por los libros forjó una cadena invisible de gente -hombres y mujeres- que, sin conocerse, ha salvado el tesoro de los mejores relatos, sueños y pensamientos a lo largo del tiempo.” (p401)

 

Referencias

Creando una biblioteca durante la Regeneración publicada en Historia Crítica de la Universidad de los Andes (núm. 45 de 2011).

Irene Vallejo. El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo. Penguin Random House Grupo Editorial. 2021

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* Las opiniones expresadas en este espacio de deliberación, pertenecen a los columnistas y no reflejan la opinión ni el pensamiento de la organización Consorcio Ciudadano.

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