Reformamos el POT o nos invaden

En las redes sociales está circulando un video que comienza expresando una preocupación razonable ante la posible  contaminación del río Pance, como consecuencia de las aguas servidas que arrojan algunos condominios de reciente construcción.

Al avanzar el audiovisual aparece clara la intención de los autores. El mensaje se transforma en diatriba contra una  firma constructora, ya que su propietario habría incurrido  durante las pasadas elecciones en un “horrendo” crimen. Este es el de haber recomendado el voto por los candidatos de un partido de derecha. Atando cabos queda claro que el acucioso denunciante se encuentra vinculado  al comité regional de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.

Es lamentable que por una motivación politiquera se termine banalizando un asunto importante para la ciudad y  es el relacionado  con los contenidos del POT que nos rige desde 2014. El representante del grupo aludido cayó en la tentación de satanizar a los empresarios en vez de abordar con rigor el tema.

La cuestión consiste en que el POT de Cali reclama numerosas modificaciones, pero abordo solamente tres de ellas. El primer aspecto a ser revisado tiene que ver con la declaratoria de Cali como Distrito Especial Deportivo, Cultural, Turístico, Empresarial y de Servicios. Es de suponer que la política pública orientada a impulsar las actividades mencionadas debería conectarse con la organización del territorio.

En segundo lugar las normas urbanísticas tienen que exigir sistemas de alcantarillado capaces de garantizar la descontaminación y limpieza de nuestros ríos. Aunque se trate de fluidos que han pasado por algún tratamiento, los caleños no pueden aceptar que el baño en Pance o Meléndez les implique sumergirse en un líquido limpio de solidos pero que horas antes  transporto orines y excrementos.  Menos aún podemos conformarnos con que el rio Aguacatal o la parte baja del Cañaveralejo se hayan convertido en cloacas a cielo abierto. Los desarrollos inmobiliarios recientes y los nuevos deben incluir soluciones integrales en esta materia.

Los temas anteriores son de gran calado y requieren estudios y tiempo para su materialización. Esto significa que quedarán al criterio del nuevo gobierno municipal. Pero hay otro capítulo que se necesita acometer de inmediato, incluso antes de que concluya esta administración. La demora en hacerlo tendría consecuencias irreparables y acabaría con un importante legado de Maurice Armitage, quien dotó la ciudad de una estrategia de protección del territorio la cual busca evitar invasiones criminales.

El POT actual crea unas zonas de teórica vocación ecológica en el sur oriente y en la ladera, donde toda utilización del espacio está gravemente restringida. La consecuencia es que los propietarios, quienes si deben pagar los impuestos prediales, pierden todo interés en la conservación del territorio y prefieren abandonarlo volviéndose cómplices involuntarios de las invasiones.  Por eso se necesita desarrollar una política de borde urbano en las áreas que presentan riesgo de invasión, permitiendo el desarrollo de proyectos amables con la naturaleza mediante figuras como la de los Planes Zonales que define el mismo POT.

El tiempo apremia. Ojalá los técnicos de Planeación Municipal y los concejales entiendan la trascendencia de lo que está en juego.

Imagen: https://bit.ly/2YIU1D5

* Las opiniones expresadas en este espacio de deliberación, pertenecen a los columnistas y no reflejan la opinión ni el pensamiento de la organización Consorcio Ciudadano.

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