Perspectivas para 2017

El año 2016 puede catalogarse como un año de complejidades: desaceleración económica, incertidumbre y volatilidad. A nivel global hubo choques importantes en el campo político que finalmente han transmitido sus efectos al campo de la economía, como es el hecho de la separación británica de la Unión europea, la crisis de los refugiados y la fase ascendente de la espiral del terrorismo. Por supuesto, hay incógnitas como la llegada del conservadurismo a la presidencia de los Estados Unidos y los retos de la integración latinoamericana, con bloques decadentes como el Mercosur y otros en mejores condiciones como la Alianza del Pacífico. Colombia, por supuesto, no es ajena a las complejidades de este tiempo y cierra 2016 con una tasa de crecimiento que bordea el 2%, ligeramente mejor que en 2009 en plena crisis y por encima de sus pares de la región, en recesión como es el caso de Argentina. En el caso particular de Cali y el Valle del Cauca, la desaceleración del crecimiento del PIB, aunque perceptible, fue mucho menor y esperamos que los reportes de 2016 den cuenta de una expansión un punto porcentual más que la tasa nacional.

En 2017 veremos los efectos de la reforma tributaria y de otras medidas económicas. En el caso de la nueva estructura de impuestos, es previsible que el consumo se resienta en los primeros periodos del año como efecto del aumento del IVA y de su impacto en los precios. Si bien la discusión sobre si los recursos para estabilizar las finanzas públicas debían venir de un aumento de los impuestos indirectos, el debate no se ha realizado con precisión. Lo cierto es que para el segundo semestre del año los efectos en el consumo deben haberse absorbido y el choque será, por tanto, temporal. Ahí hay un margen para el optimismo y también para la incertidumbre. El año 2016 fue difícil pero no catastrófico y el año nuevo se espera sea mejor: es probable que los precios del petróleo mejoren, que se dinamice la construcción y exista una recuperación de la balanza comercial. La reforma tributaria, de nuevo, tendrá efectos ambiguos y aunque afectará el consumo de los hogares, es probable que tenga buen recibo en los mercados internacionales, ayude a mantener el grado de inversión y eso desemboque en mejores perspectivas para el endeudamiento público y privado.

El Valle del Cauca y Cali tienen un año interesante. Su economía deberá mejorar y, de hecho, cuenta con la ventaja de no depender de la recuperación de los precios de las materias primas para lograrlo, además que la tasa de cambio es favorable. En un año pre-electoral como lo es 2017, el inicio de las campañas para la presidencia de la República y el Congreso nos ponen en la necesidad de consolidar liderazgos locales que sean consecuentes con los retos y oportunidades de la región. Candidatos a la Cámara y al Senado con capacidad de gestión de recursos de inversión importantes para el desarrollo de la ciudad y del departamento deben emerger con el impulso de los sectores de opinión, de los empresarios y en ausencia de las maquinarias políticas.

El mejor escenario económico es un motor para que las nuevas secretarías de desarrollo económico de Cali y del Valle del Cauca generen estrategias de desarrollo económico local que potencien las oportunidades presentes y los retos futuros. Generación de empleo y mejores condiciones para el emprendimiento y la inversión constituyen objetivos que requieren alinearse con el contexto. La economía entrará en una fase de recuperación y las condiciones locales pueden permitir su máximo aprovechamiento.

Hay unos sectores políticos del país muy interesados en posar como profetas del desastre. Personalmente no creo que estemos en una situación idílica pero tampoco me pararé en la orilla del pesimismo y del inconformismo conveniente. El año nuevo trae grandes oportunidades y considero que, incluso en la incertidumbre, hay motivos suficientes para creer que la turbulencia del año 2016 cesó.

* Las opiniones expresadas en este espacio de deliberación, pertenecen a los columnistas y no reflejan la opinión ni el pensamiento de la organización Consorcio Ciudadano.

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