Imaginar el futuro

Si sobre algo especulamos es sobre un futuro posible. Cuando imaginamos lo que podría suceder en el porvenir, tenemos en mente actividades o hechos actuales que podrían incidir en él y desbordarse al punto de modificar nuestra forma de vida. Intelectuales, ecologistas y escritores exploran las posibilidades de lo que acontecería y las luchas que sobrevendrán para contener los efectos avasallantes sobre la existencia y la dignidad humana.

Los avances de las ciencias y la tecnología, al igual que fenómenos como el calentamiento de la tierra, la superpoblación o los misterios del cosmos, no solo llevan a afirmar que la realidad supera la ficción, sino también a imaginar lo que podría suceder en un mañana. De allí provienen las novelas futuristas distópicas, donde no hay posibilidad de un mundo ideal, sino un lugar a donde no se quisiera llegar.  En algunas de ellas se ha consumado un suceso tal que modificó la faz de la tierra y convirtió la vida en una lucha por la supervivencia. Son novelas que se hallan en sintonía con la cuenta regresiva de la vida en el planeta por fenómenos tales como, el calentamiento global o la deforestación que avanza a pasos agigantados.

De acuerdo con la revista National Geographic (24-06-2020), en los últimos 50 años se ha arrasado un 15% de la superficie mundial de vegetación, equivalente al territorio de varios países, principalmente por el incremento del consumo de carne, la ganadería extensiva, pastos y cultivos de soya. La ganadería imparable suministra millones de toneladas anuales de carne. Quién sabe en cuánto tiempo los niveles de la pesca marina y continental vaciarán de estos recursos a los mares y los ríos. Completa esta realidad la superpoblación (7.800 millones de habitantes de la tierra, aproximadamente), la pérdida de la biodiversidad y la contaminación que ha destruido el hábitat de miles de animales, hoy en vía de extinción. Jane Goodall, famosa etóloga inglesa, conocida por sus hallazgos sobre el comportamientos de los chimpancés, se pregunta: “¿Cómo es posible que la criatura más inteligente que ha existido en este planeta esté destruyendo su única casa?”. Hemos roto, dice, el enlace entre intelecto y sabiduría, un planeta con recursos finitos frente a un desarrollo económico ilimitado; “mientras destruimos el medio ambiente estamos destruyendo nuestro propio futuro, nuestros propios hijos y nuestros propios nietos”.

Algunas novelas futuristas ricas en imaginación y lenguaje, nos sitúan en tierras devastadas o pos-apocalípticas, donde la tecnología y la ciencia son necesarias para subsistir, como lo es el aire para respirar en nuestros días. Aún así, el nivel de vida es lamentable si se compara con el que se tuvo un día en la tierra. En ese género abundan figuras extrañas, zombis o replicantes, que conviven con los humanos, así como situaciones alucinantes. Entre todo ello, subsisten las emociones y luchas propias de la condición humana, sin agotar la esperanza en situaciones límite.

En la novela Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968) de Philip K. Dick, hay insatisfacción y nostalgia en un tiempo futuro en que es posible estimular la corteza cerebral para modular comportamientos, programar episodios o descubrir androides inteligentes, “andys”, que se hacen pasar por humanos. Se convive con réplicas perfectas de animales con las que se crea la ilusión y casi se siente lo mismo, pero se anhela tener un animal de verdad, pues la mayoría de los animales se han extinguido. Rick, cazarrecompensas, se conmueve con La Flauta Mágica y se pregunta si Mozart – que muere no mucho tiempo después de componerla- “había llegado a intuir alguna vez que el futuro no existía, que ya había utilizado el poco tiempo del que disponía. Puede que yo también, pensó Rick (…). Este ensayo concluirá, la representación terminará, los cantantes morirán, con el tiempo se destruirá la última partitura musical y sucederá de un modo u otro. Finalmente, desaparecerá el nombre de Mozart y el polvo habrá ganado. Si no es en este planeta, será en otro.“ (p97). Es la desazón ante la inexorable muerte.

En Los Tiempos del Odio. Sin amor no merece la pena vivir (2018), Rosa Montero, imagina que los progresos de la ciencia, la inteligencia artificial y la ingeniería genética han dado con la creación de seres tecno-humanos, replicantes que conviven con los totalmente humanos. Una de ellos, la detective Bruna Husky, cargada con una compleja memoria, conserva el sentimiento del amor que le lleva a la búsqueda del inspector Lizard en medio de una sociedad crispada y populista. El ambiente es inquietante: plataformas tecnológicas que orbitan sobre la tierra, amenazas, un medio hipertecnológico con opositores, superpoblación, inhabitabilidad de la tierra por el calentamiento global y necesidad de partir hacia otro planeta.

En ARUM, o cuando sople el viento (2020), novela de Liliana Pineda, hay un mundo acabado, su paisaje es apocalíptico. Lisa escapa hacia Arum, último rezago habitable de la tierra. Su travesía es al mismo tiempo una búsqueda existencial y un desafío a la muerte frente a lo desconocido. En espacios estrechos y humeantes de una ciudad cristalizada, Lisa y su hermano orbitan en torno a sus recuerdos e inquietudes. A intervalos se escucha la voz remota de la Mamy. En su entorno figuran yidis, clérigos, kiries, cazadores de mutantes, los wibos y el Mago. La inmersión en el texto permite descubrir su trasfondo metafísico e imágenes sugestivas, así como encontrar en un mundo devastado la esperanza de la vida mientras esta palpite.

En estas novelas la cuestión fundamental es la existencia humana en un futuro al cual no se quisiera llegar. Las vivencias de sus personajes en situaciones extremas revelan un espíritu indomable en sus ansías de trascender. Es deseable que ese espíritu impere ahora para apreciar y mantener las condiciones invaluables y únicas de la vida en la tierra, y que el comportamiento de cada uno de nosotros marque la diferencia y sume en favor del medio ambiente. La conciencia sobre la huella que deja el consumo irracional y las medidas para la protección de bosques, mares, ríos y animales, son el único camino posible para preservar el planeta que estamos destruyendo.

 

 

Referencias

Philip K. Dick. Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968). Minotauro Esenciales.

Rosa Montero. Los Tiempos del Odio. Sin amor no merece la pena vivir. Editorial Planeta S.A.  Barcelona, España, 2018.

Liliana Pineda. ARUM. Cuando el viento sople. Editado por Bubok Publishing S.I. Madrid, 2020.

Imagen por Pexels y Pixabay

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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