El nuevo acuerdo: sabor agridulce

Todo parece indicar que el nuevo acuerdo será firmado esta semana, que será refrendado por el Congreso y luego implementado por éste.

Este epílogo, después de cinco años de brega, tiene para mí un sabor agridulce.

Sin duda el gobierno ha hecho un inmenso esfuerzo y ha trabajado sin descanso para lograr terminar el conflicto con las FARC. Quienes analicen lo realizado objetiva y desapasionadamente, aun estando en contra de lo acordado, reconocen que se ha trabajado con tesón, profesionalismo y buscando lo mejor.

Muchos aceptan también que Santos y sus negociadores consideran las observaciones formuladas por los representantes del NO y que muchas de ellas se incorporaron en el nuevo texto, pero señalan que temas fundamentales no fueron incluidos, razón por lo cual los del NO se declaran insatisfechos y no avalan el nuevo acuerdo.

Se discutirá también sobre el valor político y jurídico que tendrá la refrendación del Congreso, la cual sin duda contrasta desfavorablemente con lo que significaba el fallido plebiscito del 2 de octubre. Y claro, no faltarán demandas ante la Corte al respecto.

¿Cuál es la justificación de haber tenido que imponer el segundo acuerdo como se está haciendo? Sin duda, evitar que se rompa la tregua y regresemos a la guerra con las FARC, con todos los horrores que esto supone. Es predicable que la fragilidad del statu quo existente no daba para más. Eso lo comprendo y acepto a regañadientes.

Nos falta grandeza. Resulta frustrante que ante la posibilidad de terminar un conflicto de 60 años, de evitar más víctimas, muertes y destrucción, nuestros dirigentes y las FARC no hayan cedido más en aras de lograr un verdadero acuerdo nacional por la paz. Uno se pregunta si realmente se agotaron todos los recursos para lograr un pacto que nos hiciera vibrar a todos y echar al vuelo las campanas de todas las iglesias de Colombia. Yo creo que no y esta duda siempre estará presente en las mentes de los protagonistas de esta historia.

¿Y qué viene ahora? Ojalá me equivoque, pero creo que nuestro país estará tan polarizado como antes. Se pondrá en duda la refrendación del Congreso, muchos proyectos de reforma de la Constitución y de ley para la implementación del acuerdo serán discutidos con sectarismo, dejando de lado el análisis objetivo para buscar lo mejor para Colombia. En la ya cercana campaña presidencial habrá candidatos que ofrecerán desandar lo andado y anular mucho de lo pactado en el acuerdo. Todo esto dificultará la construcción de la paz que es imperioso lograr y alcanzar la deseada concordia.

¿Habrá todavía algo por hacer para lograr el deseado acuerdo nacional? Ojalá que sí, y que los protagonistas de esta historia hagan todo lo que esté en sus manos para que el país salga adelante y podamos echar al vuelo las campanas de las iglesias de todas las ciudades y pueblos de Colombia.

 

* Las opiniones expresadas en este espacio de deliberación, pertenecen a los columnistas y no reflejan la opinión ni el pensamiento de la organización Consorcio Ciudadano.

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